Rajadores del fútbol

Rajar para algunos es un arte,
para otros una obligación

Rajadores del Fútbol: El libro de leyendas (y no) de la Eurocopa junta en este libro a algunos de los futbolistas más influyentes de las últimas ediciones del torneo de selecciones del viejo continente. Rajar para algunos es un arte, para otros una obligación. Pase lo que pase, recuerda siempre lo que reza el himno del Liverpool: «You’ll never rajarás alone».

Muchos son los jugadores que a lo largo de la historia han disputado una Eurocopa, pero pocos los que tienen el privilegio de permanecer para siempre en la mente de los espectadores.

Euro Rajadores del fútbol: leyendas (y no) de la Eurocopa es un análisis no demasiado exhaustivo de algunos de los principales actores de las últimas Eurocopas, ese torneo mágico que enfrenta cada cuatro años a las mejores selecciones del viejo continente.

Eso sí, he de advertirte de que aquí se pone en práctica el noble arte de la rajada futbolística, una técnica ancestral que se remonta a la primera década de los 2000s coincidiendo con el auge de las redes sociales. Esta práctica, muy extendida en nuestro país, consiste en criticar a diestro y siniestro, justificada o injustificadamente, en alabar la subjetividad y en saber valorar, tanto o más que un gol, un tackle asesino o una tangana multitudinaria.

El criterio que he seguido para seleccionar a los sujetos analizados ha sido, básicamente, el de escoger a los tíos que me ha salido de los balones (por seguir utilizando términos del ecosistema futbolístico). Entrenadores, porteros, defensas, medios, delanteros y una sección final con algunos de los grandes ausentes en la historia de las Euros.

Aquí se banca a los tipos duros, a los polémicos, a los díscolos y a los amantes del suave crujir del hielo al entrar en contacto con el resto de elementos que conforman un cubata. No soy de esos que aplican lo de «odio eterno al fútbol moderno», pero sí que me gustaría poder volver a disfrutar de un buen codazo con rotura de tabique nasal sin sanción porque el árbitro no lo ha visto, de un capitán que blasfeme hasta en sánscrito en la cara del árbitro o de un «10» sobrado de clase que el día que no se encara con su míster en el entrenamiento es porque se ha quedado dormido por efecto de la cruda que manejaba la noche anterior.

Mención especial para Yogur de Fresa, que habéis apostado a ciegas por un humilde rajador y, además de marcaros unas ilustraciones de aúpa, habéis hecho un trabajo increíble “en la sombra”, como hacen los mediocentros defensivos, claves siempre en todo gran triunfo.

¿Quién es Rajadores del Fútbol?

Rajadores del Fútbol es un proyecto que nace en agosto de 2019 en forma de apertura de cuenta de Twitter y es replicado en Instagram aproximadamente un año después.

Inicialmente, las rajadas giraban sólo en torno a personajes de toda índole que habían pasado en algún punto de su carrera por La Liga. Pero con el paso de los meses, el espectro se fue ampliando y llegaron los análisis de jugadores de otras competiciones, entrenadores, presidentes, estadios… En definitiva, se empezó a rajar de cualquier tema que tuviese relación con el fútbol.

Y, ¿de dónde vienen tantas ganas de rajar? Pues de alguien que desde que tiene uso de razón ha vivido pegado a un balón. Es decir, yo.

Yo. Jugador de la corriente gattusiana. Transeúnte de la Regional madrileña curtido en el noble arte del tackle. Zurda dura. Diestra que está porque tiene que estar. Más calentito sobre el césped que la Bombonera en un Boca-River. Límites técnicos pronunciados. Amarillas que saben a roja. Mejor en el bar.

La norma número 1 para rajar es saber de qué estás hablando. ¿Por qué no rajo sobre baloncesto? Pues aparte de que es mi deporte archienemigo, porque no tengo ni puta idea. Basically. Prohibido hablar de lo que no sabes y demostrar públicamente que eres un pelele.

Además de aficionado fiel de un equipo cuyos colores no voy a revelar, también soy practicante. Soy el típico que te cuenta batallitas del tipo “yo cuando estaba en alevines…”, “ah, pues en un partido en cadetes…”, etc. Sin ser ninguna maravilla, no era malo, pero a diferencia del buen vino, con los años he ido volviéndome bastante rústico hasta convertirme en un mediocentro defensivo en el ocaso de su carrera al que sus compañeros temen cuando le ven yendo a tacklear salvajemente a un rival. Sí, he visto demasiados vídeos de Albelda.